El mar se tiñó de sangre y dolor

Bondi Beach suele ser un símbolo de la Australia abierta y luminosa, surfistas al amanecer, familias sobre la arena, turistas que miran el Pacífico como si no existiera amenaza alguna. Pero la tarde del 14 de diciembre, ese paisaje familiar se quebró de forma abrupta. En cuestión de minutos, una celebración comunitaria se convirtió en una escena de terror que dejó muertos, heridos y un dolor profundo en la memoria colectiva del país.

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