Desde hace años, Crucitas dejó de ser un nombre, para convertirse en una herida abierta. Ahora, una nueva veta de oro (descubierta muy cerca de la frontera con Nicaragua) vuelve a despertar la codicia y el abuso. En esa zona, grupos de mineros, en su mayoría nicaragüenses, cruzan diariamente la línea divisoria como si fuera un simple camino rural, y han convertido el terreno en una mina a cielo abierto.
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