Cuando Sámara descubrió que la solidaridad también llega desde lejos

Redacción

La brisa tibia del Pacífico recibió a un grupo de estudiantes daneses que aterrizó en Playa Sámara con la curiosidad propia de quienes buscan aprender del mundo y con un propósito inesperado para la comunidad que los acogió. Su visita y una jornada local de deporte y música se convirtieron en la chispa que permitió financiar la instalación de un nuevo Parque Infantil en el sector de Cangrejal, un pequeño proyecto que para los vecinos representa mucho más que juegos recién pintados.

La iniciativa surgió de un acuerdo entre la Asociación de Desarrollo Integral de Sámara y la organización danesa Dansk Studie Center que impulsa programas académicos que conectan a jóvenes europeos con comunidades alrededor del mundo. El primer grupo de 35 estudiantes llegó en marzo para pasar una semana recibiendo clases en el salón comunal de Sámara. La experiencia los marcó lo suficiente como para que los organizadores firmaran un nuevo contrato que traerá grupos durante unos sesenta días a lo largo de los próximos seis meses.

Patrick McGoey presidente de la Asociación describe el intercambio como una mezcla de aprendizaje y construcción comunitaria. Explica que los aportes derivados del proyecto permitieron financiar buena parte de las obras en el Parque Infantil cuya remodelación tuvo una inversión de un millón setecientos mil colones. Las mejoras incluyeron fijaciones de concreto para la estructura principal nuevas hamacas un deslizador de fibra de vidrio y una serie de juegos de madera curada que transformaron el lugar en un espacio renovado para que los niños vuelvan a trepar correr y apropiarse de su propio terreno de juego.

McGoey asegura que la llegada constante de estudiantes nacionales y extranjeros será una fuente sostenida de ingresos para futuros proyectos comunitarios y un puente cultural que Sámara valora con entusiasmo. En su visión estos jóvenes visitantes actúan como un recordatorio de que la educación puede ser también una herramienta para proteger y fortalecer las comunidades que la reciben.

La Asociación de Desarrollo Integral también renovó recientemente su Junta Directiva y aunque el presidente McGoey Masiel Soto y Juanita Castillo permanecieron en sus cargos el resto de puestos fue asumido por nuevos integrantes comprometidos con ampliar el alcance del trabajo comunal. Su primera gran actividad ocurrió el dieciocho de octubre cuando organizaron una jornada deportiva seguida de un baile que permitió reunir ochocientos veintiocho mil colones dinero que igualmente fue destinado al parque infantil de Cangrejal.

El salón comunal donde los estudiantes reciben clases ha sido motivo de varias mejoras durante el último año y se ha convertido en el corazón logístico del intercambio con Dinamarca. Según McGoey esas obras no solo ampliaron la capacidad de la comunidad para recibir visitantes sino que abrieron la puerta a una visión más ambiciosa que incluye nuevas alianzas educativas con instituciones europeas.

En Sámara la llegada de estudiantes extranjeros no se percibe como un simple intercambio académico sino como una forma de tender puentes duraderos. Y con cada grupo que aterriza en la costa guanacasteca la comunidad encuentra una manera distinta de sostenerse a sí misma mientras siembra oportunidades para sus generaciones más jóvenes.

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