Redacción
Mujeres de la Asociación de Productoras de Moluscos de Isla de Chira producen mediante ambientes protegidos hortalizas de buena calidad, esto les permite generar mayores ingresos y contribuir a la seguridad alimentaria del lugar.
Se trata de 17 trabajadoras que integran el proyecto “Sembrando Esperanza”, de la Agencia de Extensión Agropecuaria en Chomes del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) y de la Embajada de Israel, representación diplomática que apoya con materiales y de cubiertas inteligentes, utilizada en la construcción de las casas sombra, ideales para climas difíciles para cierto tipo de hortalizas.
La empresa israelí Ginegar, aporta los insumos para que produzca diversas variedades de vainicas, lechugas, culantros, chiles, pepino, remolacha, rábano, pipián, entre otros.
La idea de producir se dio por el difícil acceso a productos frescos. Recibieron asistencia técnica y capacitación en cultivo de hortalizas tropicalizadas, manejo agronómico, producción de almácigos, compostaje, violes, biofertilizantes y tierras fermentadas.
Oren Bar El, embajador de Israel en Costa Rica, en compañía de Laura Pacheco Ovares, viceministra del MAG visitaron la zona para observar el avance que han tenido en materia agrícola.
El diplomático mencionó que apoyar a las mujeres es un impacto a su entorno económico, social y de ejemplo de trabajo, fortaleciendo su seguridad alimentaria.
“Proyectos similares se han desarrollado en Guanacaste, liderados por profesionales costarricenses capacitados en Israel. Es satisfactorio, en esta ocasión, compartir el conocimiento israelí al territorio insular de Costa Rica”, enfatizó Bar El.
Chira es la isla de mayor extensión en el país, además cuenta con la mayor biodiversidad de flora de bosque tropical seco. Parte de las 43 mil hectáreas de terreno no son habitables debido a sus manglares. La pesca artesanal, agricultura, trabajo en las salinas y turismos son la base de la economía de la zona. Su nombre se origina del vocablo Nacaome y se remonta a una leyenda Chorotega, en la que el poderoso sacerdote del dios Jaguar, regaló la isla a la bella princesa Chira como obsequio de bodas, después de que él la robó de su tribu. Según el antiguo relato, ella fue la primera habitante en el lugar.