Walter Boniche / Enero de 1995
Desde mi Upala he venido
con este ramo de flores
para entregártelo a ti
liberiana de mis amores.
Con el aroma de mi tierra
y la brisa de los ríos
que nacen allá en la sierra
en la montañas escondidos.
Flores de azucenas, ilanes y jazmines
besadas por el colibrí que vive allá en los confines.
He traído hasta ti, a la hermosa Ciudad Blanca
para adornar tu belleza y tu ternura tan santa.
Ni el calor de los llanos, me a podido detener
con el afán de mi vida de admirar tu bello ser.
Tú, vestida de enaguas y trajes multicolores,
que representan tu tierra, tu vida y tus amores.
Recibe liberiana hermosa este regalo sincero
morirá con el Sol púes será muy pasajero.
Sin embargo tú belleza y tú sonrisa hermosa
no se apagara nunca, púes eres como una diosa.
Algún día volveré con presentes de mi terruño
con un costal de esperanzas y lleno gran cariño,
por ríos, montañas y los llanos de Santa María
traeré hasta tu tierra el amor del alma mía.