Italia 90, tres décadas después

A pocos días del inicio de Costa Rica en su sexto mundial de fútbol mayor, recordamos pasajes de la primera y más recordada gesta del país en un torneo mundialista

Costa Rica hace debutar uno de los uniformes más queridos por la afición ante Brasil en Italia 90.

Redacción

El 23 de junio de 1990 finalizaba la aventura de Costa Rica en su primer mundial de fútbol en categoría mayor, un periplo que comenzó casi dos años antes cuando la tricolor recibió al combinado panameño. ¿Qué pasó desde ese primer partido eliminatorio hasta el verano italiano? Aquí se lo contamos.

El inicio

La aventura mundialista inició el 17 de julio de 1988 en el estadio Alejandro Morera Soto de Alajuela, cuando la nacional recibe a Panamá en la primera ronda clasificatoria, un conjunto canalero jugando de tu a tu sacó un valioso empate para sus intereses, un resultado que puso a dudar a todo un país, en aquel momento los “Panas” no tenían ningún reconocimiento futbolístico, Costa Rica tampoco o muy poco.

El 31 de julio de ese año, Juan Cayasso y Hernán Medford registran sus nombres en el marcador del partido de vuelta en el Estadio Revolución de Ciudad de Panamá ante 25 mil panameños. Era el inicio del periplo de un sueño mundialista.

El escándalo de los «cachirules» fue altamente mediático en México.

Los cachirules

La segunda ronda nos enfrentaba directamente a México, el gigante del área motivado por una sensacional presentación en México 86 esperaba a Costa Rica en el Estadio Azteca de Ciudad de México. Partido que nunca se llegó a dar, ya que la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA) vetó al país norteamericano de participar por un periodo de tres años (1988-1990) de cualquier competencia futbolística por el caso de los “cachirules”.

“El cachirulazo” como fue conocido en México la falsificación de pasaportes deportivos de al menos cuatro jugadores mayores de 20 años en partidos eliminatorios sub-20 para la Copa Mundial de Fútbol Juvenil de 1989 a celebrarse en Arabia Saudita, allanó el camino para que Costa Rica pudiera esquivar el enfrentamiento con el cuadro mexicano, catapultando directamente al conjunto patrio a la pentagonal final celebrada en 1989.

Pentagonal final

Entre el 19 de marzo al 26 de noviembre de 1989 se celebró el X Campeonato de Naciones de la Confederación de Norteamérica, Centroamérica y el Caribe de Fútbol (Concacaf). Torneo que además de dar los dos boletos a Italia, declaraba al primer lugar, campeón del área.

Costa Rica inició los primeros cuatro juegos intercambiando golpes con Guatemala y Estados Unidos, un triunfo y una derrota contra cada país.

Se sacó un punto en Puerto España en la visita a Trinidad y Tobago y un valioso gane en el viejo Estadio Nacional contra los isleños, triunfo que daba confianza de cara al enfrentamiento frente a el temido cuadro de El Salvador, que, de la mano de Jorge Alberto González Barrillas “el Mágico González” ponían a los cuscatlecos como el cuadro a vencer, por lo menos en el papel, después se vio que fue un equipo débil y sin ideas durante todo el torneo.

Un contundente 2-4 en el Cuscatlán y un 1-0 en el Nacional de San José puso a Costa Rica en su primer mundial de categoría mayor, por lo menos mientras se confirmaba algunos resultados que tendrían que llegar semanas después con enfrentamientos de otros equipos que seguían en competencia por lo enredado del calendario. Hay que recordar que en aquel momento no se tenía una agenda de partidos clasificatorios tan organizada como ahora.

Después de confirmado lo que el pueblo costarricense ya sabía y al conocer que matemáticamente estábamos del otro lado, Costa Rica logra el primer lugar, su tercer campeonato de Concacaf y lo más importante, su boleto entre los 24 para Italia 90.

Marvin Rodríguez y Antonio Moyano Reina fueron los encargados de clasificar a Costa Rica a su primer mundial.

Cambio de timón

El periplo eliminatorio inició con el uruguayo, Gustavo de Simone, el cual, perdió credibilidad entre los federativos quienes pasaron la batuta al dúo del costarricense Marvin Rodríguez y el español Antonio Moyano Reina. El europeo se sienta en el banquillo únicamente cuatro juegos, dejando la responsabilidad al exitoso técnico nacional de clasificar al país por primera vez a la máxima justa futbolística.

Una vez clasificado al mundial, los tres hombres pesados de la Federación Costarricense de Fútbol (Fedefútbol) -Isaac David Sasso Sasso, Hermes Navarro Vargas y Fabio Garnier Nieto- no confían más en la labor del Chaparrito de Oro (integrante de la selección nacional así denominada en el II Campeonato Panamericano de Fútbol de México, en 1956) y posa su mirada en varios candidatos extranjeros para dirigir al cuadro patrio.

Según distintos periodistas que cubrían a la Fedefútbol en esa época, se barajó la opción de distintos nombres, incluso se mencionó a Marinus Jacobus Hendricus “Rinus” Michels creador del “fútbol total” con la Holanda de 1974, la llamada “Naranja Mecánica”.

Pero las voces de autoridad se declinaron por el yugoslavo Velibor “Bora” Milutinović, quien según los entendidos de la época ya tenía todo “cocinado” con los federativos para hacerse cargo de la selección después de su paso con México en 1986. La parte económica, manejo del idioma y su buen desempeño con el Tri hicieron que los pesos pesados se decantaran por el que hoy tiene el récord de más participaciones mundialistas con diferentes países (seis mundiales con cinco selecciones, México en dos oportunidades, Costa Rica, Estados Unidos, Nigeria y China).

Los 22 de Bora

La lista para ocupar un cupo entre los 22 convocados era amplia, jugadores de regular participación en la eliminatoria fueron descartados por el europeo quien buscó formar un conjunto a base de talento y fuerza.

Una mezcla de veteranía y “juventud” formó la primera selección que acudiría a un mundial, Luis Gabelo Conejo; Hermidio Barrantes y Miguel Segura se encargarían de defender los tres palos. Vladimir Quesada; Ronald González; Marvin Obando; Ronald Marín; Geovanny Jara; Mauricio Montero y el capitan del grupo, Róger Flores formaban la línea defensiva.

José Chaves; Germán Chavarría; Alexander Guimaraes, Óscar Ramírez, Róger Gómez; Miguel Davis y Héctor Marchena fueron los llamados a copar la media cancha, mientras que adelante el yugoslavo confió en, Hernán Medford; Claudio Jara; Juan Cayasso; José Jaikel y Roy Myers. Esos fueron los 22 hombres que convocó Bora para que defendieran los colores patrios en la primera cita mundialista.

Bora (centro) junto a sus dos asistentes, Rodrigo Kenton (corbata y camisa manga larga) y Rolando Villalobos (de brazos cruzados).

Pretemporada

El europeo planifica una pretemporada catalogada por distintos jugadores como “durísima” con tres entrenamientos diarios y videos en horas nocturnas.

La Fedefútbol programa fogueos en Chicago contra el club Atlas, campeón de México en aquel año, además de las selecciones de Polonia y Rusia, tres juegos que se perdienden por el mismo marcador, 2-0. Según comentarios de varios jugadores que estuvieron en ese proceso, Bora no tenía planificado esos juegos, por lo que la participación fue simbólica para el estratega.

Esto incomodó a Isaac Sasso, quien amenazaba con no pagar la estadía de Costa Rica en suelo europeo. Periodistas que cubrían a la Federación recuerdan que el dirigente estaba molesto con Bora por el mal desempeño de la selección en esos amistosos.

Mes y medio antes del inicio del mundial, la nacional aterriza en suelo italiano. Milutinović tenía toda una planificación para poner a punto al equipo previo al primer enfrentamiento ante Escocia. Comienza el periplo ante equipos amauteur o de fábricas italianas, encuentros que fueron subiendo de categoría hasta llegar a jugar contra Gales, la SS Lazio y el Inter de Milan, todos se perdieron, incluso por marcadores que ponían en tela de duda la calidad del fútbol tico, el cual fue catalogado como de “artesanal” por Andy Roxburgh, entrenador escoses.

Juan Cayasso anota el primer gol de Costa Rica en un mundial al vencer a Jim Leighton de Escocia.

Verano italiano

El 11 de junio de 1990, a las cinco de la tarde hora local, Costa Rica hace su debut en aquel verano italiano. Más de 30 mil aficionados en el Luigi Ferraris de Génova son testigos del inicio de la mal llamada Cenicienta del mundial ante el combinado del Reino Unido.

Después de un tímido primer tiempo, el país entero grita el primer gol de Costa Rica en un mundial mayor. Juan Arnoldo Cayasso al 49 vence al meta gaitero y pone a soñar a más de tres millones de ticos con el triunfo.

La metralla escosesa no se hizo esperar y por todos los medios intentaron igualar el marcador, defensas, postes y la figura de Luis Gabelo Conejo impidió la paridad en la pizarra, al pitazo final, Costa Rica vencía a los europeos por uno a cero, triunfo que daba esperanza para el siguiente juego ante la siempre poderosa Brasil cinco días después.

En el recién construido estadio Delle Alpi, ante poco más de 58 mil almas, los 11 escogidos saltan al terreno de juego con un uniforme llamativo de rayas verticales blanco y negro, pantalón y medias blancas. Según fuentes oficiales siempre se ha mencionado que este se debió a un tributo al Club Sport La Libertad, extinto equipo josefino.

Otros mencionan que se se quizo hacer un efecto de atracción por el lugar donde se jugaría ese partido y crear simpatía con la afición local por el parecido con el uniforme de la Juventus Futbol Club, el más grande y ganador cuadro italiano. De ser así, no se contempló que en Turin (donde se llevó a cabo el enfrentamiento) el Torino es el conjunto que más aficionados tiene en la ciudad.

Un dato anecdótico que para los efectos dejó uno de los uniformes más queridos y recordados por los costarricenses.

En el juego ante los cariocas, la tricolor defendió todo el partido, los ataques eran escasos, al punto que no se llegó a realizar un solo tiro de esquina. Los comentaristas brasileños se molestaron por la ineficiencia de Careca, Bebeto y compañía ante el marco defendido por Conejo. Al final, Brasil doblegó a la roja por un solo tanto, el sueño se mantenía vivo.

Se hace historia

El 20 de junio, nuevamente en el Luigi Ferraris y ante poco más de 30 mil aficionados -en su mayoría seucos- Costa Rica buscaba hacer lo que ningún equipo de Concacaf había logrado en suelo europeo, pasar a la siguiente fase. Ya se había ingresado a los anales de historia al ser el primer país de esta confederación en ganar un partido en un mundial disputado en el Viejo Continente.

Suecia había hecho números, sabían que ganando y con la asegurada pérdida de Escocia ante Brasil, pasaban a la siguiente ronda, los planes les comenzaron a salir cuando después de un rebote de Gabelo Conejo a un trayazo de tiro libre dejó tendido el balón para el uno a cero a favor del cuadro vikingo.

Lejos de desfallecer, la garra criolla se apoderó de los muchachos que con la bandera de Costa Rica por escudo y vistiendo aquel anecdótico uniforme monocromático, se comenzó a masacrar la meta sueca. Róger Flores el capitán ponía la igualdad a 15 minutos del final, parecía que todo iba a quedar en la repartición de puntos hasta que Thomas Ravelli, cancerbero escandinavo sacó una pelota que besó el negro cielo genoves, la “testa” del brasileño naturalizado costarricense Alexander Guimaraes asistió a Hernán Medford en una de las corridas más recordadas por los ticos que vivieron ese mundial. Final del partido, Suecia 1, Costa Rica 2. Se había hecho historia.

Luis Gabelo Conejo no pudo participar en el cuarto juego por un esguince grado dos que se formó por un encontronazo en el partido contra Suecia.

Octavos de final

Checoslovaquia iba a ser el último enfrentamiento para Costa Rica en aquel verano europeo, con la sensible baja de Luis Gabelo Conejo que estaba lesionado por un esguince grado dos, producto de un encontronazo con un rival en el partido anterior. Hermidio Barrantes se hizo cargo de cuidar los tres palos, labor imposible para el guardamenta porteño, ya que encajó cuatro goles.

Para la estadística, cuatro de los cinco tantos fueron de cabeza, tres para los checoslovacos en la “testa” de Tomáš Skuhravý y uno para los ticos a frentazo del jugador más joven del mundial, Ronald Gonzalez.

Costa Rica quedaba eliminada.

Despertar

El sueño mundialista terminaba, pero la historia del país recien comenzaba en los anaqueles mundialistas, un decoroso 13 lugar entre 24 quedó grabado en la memoría colectiva.

Los 22 hombres, así como el cuerpo técnico fueron recibidos como hérores a la vuelta a territorio nacional al escribir una de las páginas más gloriosas del fútbol nacional, hito que se mantiene como un bello recuerdo al lado de grandes gestas como las medallas conseguidas en olimpiadas por las hermanas Poll o campeonatos mundiales de boxeadores, corredores, ciclistas y otros deportistas de distintos deportes a lo largo de la historia del país.

Aquel mundial marcó el nacer de un equipo que a través de cinco participaciones más en la máxima justa futbolística del orbe, ha llevado la etiqueta de Cenicienta, pero que demostró sobre el rectángulo verde, ser el primero en hacer historia para la región en aquel ya lejano verano de Italia 90.

Emblemática canción con los participantes en la eliminatoria, se puede ver jugadores que quedaron fueron de los 22 de Bora. Créditos de enlace: MarioMaiden27
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