
Esther Castillo Jiménez
El texto “Adaptación, no fanatismo climático”, del señor Boris Vasir Marchegiani, propone una reflexión profunda sobre la verdadera esencia de la conservación ambiental. Su visión se aparta del alarmismo y nos invita a mirar la sostenibilidad desde la perspectiva del equilibrio: proteger la naturaleza, sí, pero sin olvidar al ser humano.
Durante años, Marchegiani ha demostrado con hechos esa filosofía. Su dedicación a la protección y reproducción de las lapas en Quepos, especie que hace décadas había desaparecido de la zona, y el reconocimiento recibido con el Premio Mundial al Hotel Boutique Ecológico 2024, son prueba de que el amor por la naturaleza puede ir de la mano con el progreso y el turismo responsable.
Costa Rica necesita este tipo de voces (firmes, sensatas y coherentes) que llamen a un ambientalismo con propósito humano. Porque solo cuando la conservación se convierte también en bienestar para las comunidades, el desarrollo sostenible deja de ser discurso y se transforma en realidad.
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