Esther Castillo Jiménez
María Corina Machado se convirtió en el rostro de la esperanza y la perseverancia para millones de venezolanos. La líder y activista política recibió el Premio Nobel de la Paz 2025, un reconocimiento internacional a su lucha por los derechos humanos y la democracia en su país.
El anuncio hecho por el presidente del Comité Noruego del Premio Nobel de la Paz, Kristian Berg Harpviken vía telefónica a Machado, tomó por sorpresa a la líder opositora venezolana, quien expresó, “Dios mío, no tengo palabras”. La emoción envolvió a ambos.
El comité destacó el papel de la mujer en las elecciones de julio de 2024 en Venezuela, donde la oposición afirmó haber obtenido la victoria en las urnas, resultado que fue desconocido por el oficialismo.
La venezolana destacó que, “este es el logro de un movimiento, de una sociedad. Ciertamente no merezco un premio así, pero lo recibo con humildad y agradecimiento en nombre del pueblo de Venezuela”.
Sus palabras resonaron más allá de las fronteras, recordando que la construcción de la democracia depende del esfuerzo colectivo y de la participación activa de la ciudadanía.
Machado ha pasado décadas enfrentando riesgos personales y políticos, desafiando el autoritarismo y promoviendo la justicia social. El Comité Nobel subrayó que su labor ha contribuido a la reconciliación, la dignidad y la defensa de los derechos fundamentales en un país marcado por la crisis política y social.
Analistas internacionales consideran que este galardón no solo reconoce la trayectoria de Machado, sino que también puede fortalecer los movimientos democráticos y sociales en toda América Latina, enviando un mensaje claro: la voz de la sociedad civil importa y perdura.
El Nobel de la Paz 2025 convierte a María Corina en un símbolo internacional de resistencia, de lucha pacífica y de la convicción de que los cambios profundos nacen del compromiso constante de un pueblo con sus ideales.
