El RIU Palace Costa Rica, un complejo hotelero, enclavado en playa Matapalo en el distrito de Sardinal de Carrillo, Guanacaste, reabrió su puertas
Gustavo Adolfo Solera Castillo. REDACTOR
Cristina Denche Parra, sub directora de la cadena hotelera en el país, indicó sentirse ilusionada con nuevos protocolos, tras sobrellevar el cierre temporal provocado por la pandemia del coronavirus.
- ¿Qué se siente volver a operar en este momento?
- Ha sido una ilusión muy grande, nos ha llamado mucho la atención el buen recibimiento de los clientes nacionales, el alza en positivo y la respuesta ha sido muy buena.
- ¿Cuál fue la reacción cuando anuncian la reapertura?
- Todos los clientes nos preguntaban antes, cuándo abríamos, las condiciones, las medidas. Cuando lanzamos la reapertura del RIU Guanacaste comentaron en redes sociales, cuándo abre Palace, queremos visitar. Nos llegaban muchos correos, fue muy buena. Ahora estamos al 40 % de ocupación, creemos que para el 25 de julio ya vamos a alcanzar ese 50 %.
- ¿Cuáles son las medidas que preguntaban los huéspedes?
- RIU, junto a una auditoría externa, ha elaborado 17 protocolos para recoger de una manera general, las medidas de higiene y seguridad que se van a tomar en todos los departamentos del hotel.
- ¿Cómo cuáles?
- Cuando el huésped ingresa, se le toma la temperatura antes de llegar a la recepción, en los mostradores de bares, recepción y otros lugares mamparas para la protección de los clientes y de los empleados. Dispensadores de alcohol en gel, repartimos guantes para el bufet, cambio de pinzas en el mismo entre otros.
- ¿Cuál es el protocolo en caso que una persona tenga temperatura alta?
- Si es mayor a 37,5 grados centígrados, se informa a la doctora del complejo, se le hace una valoración de los síntomas por posible Covid-19. La entrada no estaría habilitada para esa persona, se traslada a un ala del hotel donde tenemos un área preparada para posibles casos. La doctora lo valora y remite a las autoridades competentes. Los miembros de la burbuja social de la persona, también se les hace la ocultación para valorar.
- ¿Los huéspedes deben de cumplir con algún tipo de protocolo?
- El uso de mascarilla es obligatorio para los huéspedes una vez dentro del complejo cuando vayan a tener contacto con un empleado, cuando se acerquen a recepción, a una barra o al bufet. En las áreas comunes no.
- ¿Cuál es la formación de los empleados?
- Se les ha pedido que estén pendientes de las burbujas sociales, hacer que se respete, pedir que se separen si están incumpliendo la norma. Ya tenemos la experiencia del hotel RIU Guanacaste, las personas no se están relacionando como antes.
- ¿Cuánto duró la inducción de los protocolos?
- Fui capacitada por los encargados de formación de RIU en Palma de Mallorca, España, de manera virtual en todos los protocolos que se elaboraron. De ahí impartí la capacitación a todos los empleados del complejo, en el RIU Guanacaste se duró dos semanas, por departamentos y uno general, igual sucedió con los compañeros de RIU Palace Costa Rica.
- ¿Cuántas personas se capacitaron?
- Son alrededor de mil empleados, a todos tuve que capacitar.
- ¿Cómo vivieron los días de cierre?
- Mucha tristeza y pena, poner el cartel de cerrado fue bastante duro sobretodo por los empleados, estamos acostumbrados a vivir con ellos, somos una familia y decirles que se tienen que ir fue muy doloroso. Lo aceptaban igual que nosotros, con la esperanza de volver a abrir, se tuvo que suspender al 99 % de ellos, solo un grupo reducido para mantenimiento se quedó. Se recontrató a todos, con horario reducido para poder dar empleo nuevamente a toda esa fuerza laboral.
- ¿Hay algún servicio médico?
- Sí, hay un servicio de asistencia médica que se elaboró con una aseguradora, en el cual consiste que todo cliente que tenga la reserva hecha a través de nuestros canales directos queda asegurado de quedar enfermo de Covid-19 estando en nuestras instalaciones.
La pandemia no cesa, pero la necesidad de trabajar llevó al complejo RIU a implementar medidas en pro de la salud de los huéspedes y empleados, las mismas llegan como un bálsamo en la operación de una maltrecha industria turística, de las más afectadas por un enemigo invisible.