Esther Castillo
A pocas horas de celebrar la Navidad, los insto a que recapacitemos en el verdadero significado de esta fecha y nos quitemos de la inopia en que vivimos, en no darnos cuenta de lo que pasa a nuestro alrededor; no alimentemos más con el odio, egoísmo, mentira, engaños, críticas, ignorancia, etc., a ese animal que llevamos dentro y sumerjámonos (todos) en ese amor Divino.
Hagamos un cambio en nuestra manera de pensar y actuar. Respetemos a los demás y la propiedad ajena, démosles la mano a todo aquel que la necesite, todos necesitamos de un cambio pero está en nosotros hacerlo y sólo suavizando nuestro corazón podríamos lograrlo.
De nada sirve «celebrar navidades» si no sabemos la causa de la fiesta; antes de comer bacanales, hundirnos en licor, drogas y más vicios, deberíamos hacer conciencia de lo que pasa en nuestro interior y afuera. Limpiémonos de todas las inmundicias que nos frenan a llevar una vida plena y aceptemos a ese niño que un día nació en Belén, nazca en nuestro propio pesebre que es nuestro corazón y carguémoslo para siempre.
Haciendo un acto de constricción, además de un buen propósito de enmienda, estoy segura que seguirían las familias unidas, viviendo en un mundo mejor, con buena calidad de vida, celebrando muchas navidades y bastantes noches buenas.