Licda. Lilliam Barrantes Sáenz.
Hoy al igual que ayer a las mujeres se nos ha llamado “brujas”. Por lo que el día de “las brujas”, es propicio hacer un esfuerzo por reivindicar y resignificar ese término.
Es un seudónimo que desde siempre se ha usado en una forma peyorativa o despectiva, especialmente para descalificar a las mujeres.
Sin embargo, ancestralmente esta forma se usaba para calificar e identificar a las “mujeres sabias que por su conocimiento y rebeldía las han exterminado en varios períodos del patriarcado”.
En algún momento de nuestras vidas se nos ha llamado “brujas” en forma despectiva, generalmente porque no obedecemos las órdenes o el mandato de un hombre o de una sociedad o porque nos revelamos el “mandato masculino”.
Desde la época de la inquisición, pese a haber sido muy usadas en decisiones importantes, por las autoridades, se le vino castigando, despreciando y viendo a las brujas en la forma despreciativa en que señalan hasta el día de hoy.
Es hora de reivindicar ese término de “bruja” y darle el significado correcto.
Como bien lo describe mi amiga, la licenciada Eugenia Salazar Aguilar, en uno de sus comentarios “hoy debemos resignificar la palabra «bruja» que se refiere a mujeres que se oponen al mandato patriarcal y sabiamente reivindicamos una sociedad justa e igualitaria para todos los seres humanos y humanas en este planeta tierra para que no se extinga”.
Así no solo reivindicamos el término “bruja” en forma positiva, sino reivindicamos a nuestras ancestras y actuales “brujas”, que volamos muy alto, más allá de la comprensión y tolerancia de los que nos han obstaculizado vivir y crecer en libertad.
¡Las “brujas” no tenemos límites para volar y alcanzar las metas positivas que perseguimos en bien de la humanidad!