Gustavo Solera
Diario Extra anuncia que a partir del 9 de noviembre de 2021 dejará de publicar su edición impresa. Aduce la decisión al faltante de papel. Una medida que asegura, será momentánea.
Ciertamente el mundo está viviendo un problema con los fletes marítimos llamado “crisis de los contenedores” provocando la escasez de materias primas en muchos productos. Para entenderlo rápidamente, antes un envío de China a Costa Rica podía costar $5000, hoy cuesta cinco vece más. Ese problema afecta profundamente a la producción nacional que sus materias primas son extranjeras, incluido los periódicos con el papel.
Esto no es solo que un medio de comunicación va a dejar de imprimir o que el señor que lo vende en alguna esquina de cualquier ciudad va a dejar de percibir ese ingreso, lo que lo llevará a dejar de consumir con la regularidad como lo hacía, afectando las ventas del pulpero que a su vez repercute en las compras a los proveedores, que a su vez deben recortar gastos y una larga lista de encadenamientos. No, no se trata solo de eso.
La decisión de un cierre temporal como lo indica el medio, es un lento camino a la desinformación social. Algunas voces aplauden la decisión, incluso van más allá, ruegan el cierre definitivo del matutino también en la Internet, donde continúa informando.
Esa petición lejos de ser cuerda, es también egoísta. No se está pensando en la desinformación que generaría la ausencia de un medio independiente de su línea editorial, eso sin contar las docenas de trabajadores que quedarían desempleados con el cese de operaciones.
Los periódicos a través de los años han sido el contrapeso de los poderes, denunciando anomalías en los diferentes poderes de la República. Yamber, Cementazo, UPAD, hueco fiscal, son algunos de los chorizos gestados de los cuales la prensa se ha encargado de dar a conocer. Sin un medio que informe, el público nunca se hubiera dado cuenta de estos.
No es si nos gusta o no la línea editorial de Diario Extra, es que de desaparecer este y los demás medios, el pueblo quedaría desinformado, caminaría acéfalo en tiempos donde las matráfulas están a flor de piel.
Lejos de alegrarnos por el cierre de un medio que se podría considerar competencia, nos duele profundamente. La comunicación que es el génesis de la labor que se hace, es además la motivación por la cual se trabaja. Sin prensa, se estaría a la merced del oscurantismo de la desinformación, un grave daño a la sociedad.
Solo piense cuánto daño se hubiera hecho sin una sola de las investigaciones que un periodista publica en las páginas de un periódico, estaría a la libre, ladrones de cuello blanco se sentaría a la par suya en algún café sin que usted se entere, pagando la cuenta con el dinero robado de sus impuestos. Un pequeño ejemplo de la importancia de un medio de comunicación.