Lic. Augusto Silva
Una tarde fresca estuve en la tumba de José Figueres Ferrer, en su finca que bautizara como “La lucha sin fin” en la cubierta de la cripta hay una alegoría de un libro en el cual se escribió un epitafio: “Las armas nos dieron la victoria, las leyes nos darán la paz”. Cuando pienso en lo visionario que fue este hombre, 41 año después de una entrevista que le hice para NOTISEIS, me hago la pregunta: ¿Cómo es que se equivocó don Pepe?
Integró un grupo pasionario, sin conocimientos de política institucional y menos constitucional que hizo en cierto momento, crecer esta comunidad de menos de un millón de habitantes. Pero nunca vislumbró este Gamonal, que sus hijos, nietos y bisnietos, se convertirían en nombre de la socialdemocracia, en caníbales carniceros, en contra de un pueblo, que ahora sucumbe ante el alcoholismo y la drogadicción.
La legislación ha sido la peor arma de destrucción masiva de Costa Rica, los nuevos carniceros de la política aprendieron, que las leyes sirven para esclavizar… Se equivocó el Cacique de La Lucha sin fin, porque hubiese sido muy difícil vislumbrar en su momento que Costa Rica emprendería una horrenda carnicería contra su pueblo desde el Congreso de la República, dónde llegan los representantes de las diversas comunidades de este país.
Haciendo un análisis Socio-Jurídico he llegado a la conclusión de que ningún ciudadano que calce guaraches, puede tener la posibilidad de hacer un reclamo por sus derechos. Esos derechos que la Carta Magna le adjudica desde su nacimiento para convivir y relacionarse en cualquier comunidad con sus congéneres.
La Administración Pública por medio de sus funcionarios, es el verdadero poder dinástico que destruye a los administrados; es alegórico, esta visión de una comunidad que involuciona en su devenir histórica, debido a que un grupo menor que tiene la potestad; únicamente de dictar la legislación induciendo a creer al pueblo que no hay nada para hacer en contra de las leyes, creadas, para enviar a los ciudadanos al patíbulo.
Estoy seguro de que estos funcionarios no han leído estas legislaciones que nos enmudecen y nos desequilibran en nuestras proyecciones que se relacionan con las múltiples permisiones que necesitamos para subsistir en un submundo de inmundicia y terrorismo legal que nos abate sin que haya medio para respirar con libertad.
Es muy drástico, Luis Alberto Monge, quien fuera presidente de la República, me decía en una oportunidad que Costa Rica vive un horizonte obscuro y que, en un momento muy cercano, no podremos ver el panorama ni aún con el Sol del mediodía.
Estamos cerca de una hecatombe, o debacle sin descripción; Costa Rica se derrumbará en la peor de sus guerras, por recuperar la libertad, el único detalle, es que, con tantos alcohólicos y drogadictos, sin intereses por mejorar la cosa pública, será difícil integrar un ejército, como el que unió a este pueblo bajo la égida del Caudillo Figueres Ferrer, quien se equivocó rotundamente al dictar una predicción a favor de las malditas leyes nuevas, armas en contra del pueblo…