Por Isabel Ortiz*
El año 2020 termina con una crisis humana y económica sin precedentes. La pandemia ha contaminado a 75 millones de personas y matado a 1,7 millones. Con los confinamientos, la economía mundial ha sufrido la peor recesión en 75 años, causando la pérdida de ingresos para millones de personas.
En un entorno tan sombrío, ¿cómo será el año nuevo? Si bien la incertidumbre es la única certeza, es posible que estos ocho puntos sean clave en el próximo año:
Una recuperación gradual pero desigual
Con la administración de vacunas y de las ayudas públicas, los países de ingresos altos avanzaran hacia la recuperación durante la segunda mitad del 2021. Sin embargo, los países de ingresos medios y particularmente los de ingresos bajos en África, Asia y América Latina, verán retrasada la recuperación, a menos que la ONU o China les proporcionan suficientes vacunas contra la covid-19 y que los gobiernos aumenten el apoyo público.
Los sectores más afectados –turismo, viajes, hostelería, entretenimiento y actividades intensivas en mano de obra– tardarán más en recuperarse.
China fue el único país que experimentó un crecimiento económico significativo en 2020 y la tendencia se acelerará en 2021. El comercio internacional se recuperará, pero será un mundo más «desglobalizado», con menores cadenas de suministro globales y más componentes locales.
Más pobreza y desigualdad en 2021
Si bien algunos se han beneficiado de la pandemia, como las ventas y aplicaciones en línea, productos farmacéuticos y servicios médicos, la mayoría no. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) estima que durante la última mitad de 2020 se perdieron 590 millones de empleos de tiempo completo.
A pesar de las numerosas medidas de protección social implementadas, estas son insuficientes, la pobreza está aumentando en todos los países. Con el cuarenta por ciento de la población mundial (3300 millones de personas) por debajo del umbral internacional de pobreza de 5,5 dólares por día, el Banco Mundial estima que 150 millones de personas más caerán en la pobreza extrema en 2021.
Se necesitan más apoyo público y más impuestos progresivos para corregir estas tendencias. Sin embargo, hasta ahora son las grandes corporaciones las que se han beneficiado más de los billones (millones de millones) de dólares de los programas de ayuda y asistencia financiera de covid, contribuyendo al incremento de la desigualdad. La pobreza y las desigualdades generarán más protestas en 2021.
Más salud pública, pero recortes de austeridad innecesarios
Un aspecto positivo de la pandemia es que el mundo se ha dado cuenta de la necesidad de sistemas de salud pública, que estaban generalmente sobrecargados, sin fondos y con poco personal debido a una década de austeridad (2010-2020). Si bien se aumentará el gasto público en salud, muchos están preocupados por la amenaza de nuevos recortes de austeridad.
Los costos imprevistos de la pandemia han provocado altos niveles de deuda y déficits fiscales en los países, y los gobiernos pueden recurrir a recortes de austeridad y a reformas de los servicios públicos, en vez de buscar alternativas para aumentar los presupuestos, como impuestos sobre la riqueza, combatir la evasión fiscal y los flujos financieros ilícitos.
Los gobiernos que elijan la austeridad en 2021 deben esperar nuevas protestas, dados los impactos sociales negativos.
Digitalización y cambios en el mundo laboral
La pandemia ha acelerado el cambio tecnológico en el ámbito laboral. Más teletrabajo y menos tiempo en la oficina evitarán que las mujeres tengan que elegir entre la familia y su profesión, y harán que los padres se involucren más en las responsabilidades del hogar.
Hay estudios que indican que 47 por ciento de las empresas estadounidenses permitirán que los empleados trabajen desde casa a tiempo completo después de la pandemia.
Por otro lado, los trabajadores esenciales, como los de salud, el personal de limpieza, los conductores de reparto o los empleados en comercios, tendrán más poder de negociación en 2021, pueden presionar para lograr mejores condiciones laborales.
Reparar el desorden mundial
El presidente electo de Estados Unidos, Joe Biden, renovará el multilateralismo, el Acuerdo de París sobre cambio climático y otros acuerdos internacionales, la defensa de los derechos humanos y los intereses de la Pax Americana.
La ONU seguirá esforzándose cuesta arriba dada la baja financiación. Cuatro años de trumpismo y noticias falsas han dejado huella y, a pesar de los intentos democráticos por mejorar el orden mundial, el año 2021 aún no verá una reversión de la tendencia hacia gobiernos nacionalistas autoritarios. Para ello, se necesitarán más esfuerzos para luchar la polarización, la desigualdad y la desinformación.
El yihadismo seguirá aumentando en África y el sur de Asia.
Una oportunidad para combatir el cambio climático
El mundo necesitaría replicar las reducciones de emisiones ocurridas en 2020 durante la próxima década para reducir el calentamiento global 1,5 grados a fines de siglo. Sin embargo, los bajos precios del petróleo pueden retrasar la inversión en fuentes de energía alternativas en 2021, aunque estas reemplazarán a los combustibles fósiles en gran parte del mundo a mediano plazo.
El riesgo de una nueva crisis financiera seguirá siendo alto en 2021
Con la industria y los servicios estancados, las inversiones fueron al sector financiero, poco regulado, donde se obtienen mayores ganancias de la especulación. Los mercados de valores seguirán siendo volátiles, pero probablemente al alza, desligados de la economía real. Sin embargo, el incremento de las quiebras hará que los riesgos bancarios aumenten significativamente en 2021.
Los nuevos locos años 20
Después de los confinamientos, la gente querrá recuperar el tiempo perdido e ir a fiestas, cenas, festivales, espectáculos, deportes y viajes lo antes posible. En el 2021 puede florecer un nuevo verano (boreal) del amor, una época existencial creativa: ¡carpe diem!
El debate sobre las posibles vías de salida de la crisis actual continuará todo el año. Se trata de una crisis sin precedentes, que aún podría tener nuevos giros y en la que los gobiernos están aprendiendo mientras hacen camino.
En general, hay dos opciones.
Una es la restauración de políticas neoliberales, austeridad y servicios públicos mínimos, con bajos impuestos a la riqueza, que conducirá a más desigualdad y malestar social.
La otra es una ruta más democrática y social, donde las políticas públicas responden a los ciudadanos, incluyendo políticas económicas equitativas que generen empleo con protección social, financiadas con impuestos progresivos, la eliminación de la evasión fiscal y los flujos financieros ilícitos.
La crisis del coronavirus podría convertirse en una oportunidad para hacer del mundo un lugar mejor y más justo para todos en 2021.
*Isabel Ortiz es directora del Programa de Justicia Social Global de la Iniciativa para el Diálogo en la estadounidense Universidad de Columbia. Antes fue directora de la Organización Internacional del Trabajo y del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, además de oficial sénior en las Naciones Unidas y el Banco Asiático de Desarrollo.