Licda, Lilliam Barrantes Saenz
Las mujeres costarricenses, ocupamos las mayores tasas de desigualdad y pobreza en todos los sentidos, sociales, económicos, y laborales, siendo el grupo más vulnerable y más afectado de todos, siendo una mayoría poblacional.
Es alarmante, el estudio del “Estado de la Nación”, más reciente y los datos estadísticos del INEC, que se expusieron en el programa TV, “Estado Nacional”, el domingo 22 de noviembre de 2020, en donde se confirma que son las mujeres las que hemos sufrido mayormente el impacto laboral y económico de esta crisis nacional, por lo que en lugar de avanzar, hemos retrocedido 30 años en el mercado laboral, ya que no existen medidas ni planificación con perspectiva de género.
Históricamente las tasas de desempleo en las mujeres han sido las más altas y vulnerables, pues se ha visto socialmente el trabajo femenino como secundario en el ingreso a los hogares, viéndose esto como un aspecto cultural, por el cual los gobiernos han hecho poco por revertir esta situación. Sobre todo tomando en cuenta que el 16 % de esos ingresos de los hogares más pobres costarricenses vienen de trasferencias por servicios en especies. Por lo que si no hay generación de empleo, no habrá finanzas sanas afirmaron los expositores.
El 40 % de los hogares costarricenses tienen como jefe de hogar a una mujer y entre mayor es el índice de pobreza ese porcentaje aumenta, (pero para ellas no hay banderas izadas en Casa Presidencial, ni políticas de género). En esta pandemia 292 mil personas perdieron el empleo, recientemente, constituyendo estas un 52 % de empleo femenino, que pasaron a engrosar los índices de desempleo y el anillo de pobreza, sin contar las cifras anteriores, de los hogares que ya eran pobres. Este mismo porcentaje de mujeres son las que solicitaron el Bono Proteger. Sin tomar en cuenta que muchas de ellas se encuentran sub empleadas, por lo que enfrentan muchas barreras y obstáculos por vencer y que además, muchas veces tienen a su cargo el cuido adultos mayores, discapacitados, enfermos, niños, el hogar etc., sin ninguna paga y son ellas las que están a cargo del futuro de estos niños.
Algunas trabajadoras, han sido incluidas dentro del sistema de tele trabajo: maestras, cocineras, informáticas y otros pero deben atender a los hijos en el hogar y hacer de maestras y cuidadoras de sus hijos, por lo que están excluidas de las políticas públicas del Estado, que le llama “respuestas democráticas”, sin enfoque de género y con resultados deficientes. Amén de lo anterior, el mercado privado tampoco se basa en el enfoque de género, por lo que las mujeres tienen pocas posibilidades
Un determinante de la pobreza, es la falta de educación, de fuentes de trabajo, y de oportunidades y acabar con las ayudas existencialistas del Estado, en donde se les da el pescado, en lugar de enseñarlas a pescar y así se mantiene indefinidamente en la pobreza, que todos pagamos esas ayudas, que al fin no sirve de mucho y no sacan a nadie de las pobreza, sino los acostumbran a las regalías para comprar celulares, ir a pasear, hacer fiestas etc., pero siguen en la miseria y las Instituciones Estatales de ayuda a mujer brillan por su ausencia.
Es hora Costarricenses que le exijamos al Estado, al Instituto Nacional de la Mujer (Inamu), políticas serias decenales como mínimo, con enfoque de género, que de verdad ayuden a cambiar la realidad y la marginalidad de las mujeres y no permitamos que sigan nombrado en esos puestos a mujeres incapaces, para rellenar puestos políticos y cumplir con sus compromisos para que aumenten su pensión o logren currículos para puestos en el exterior, o con compromisos de campaña. ¡Ya basta!